Siempre oímos decir en casa, al abuelo y a todas las personas mayores, que Bernardino era un niño mimado.
Bernardino vivía con sus hermanas mayores, Engracia, Felicidad y Herminia, en “Los Lúpulos”, una casa grande, rodeada de tierras de labranza y de un hermoso jardín, con árboles viejos agrupados formando un diminuto bosque, en la parte lindante con el río. La finca se hallaba en las afueras del pueblo y, como nuestra casa, cerca de los grandes bosques comunales.Relatos y Cuentos Cortos
martes, 7 de febrero de 2023
Bernardino – Ana María Matute
El transeúnte – Carson McCullers
Esa mañana, la frontera crepuscular entre el sueño y la vigilia era romana: fuentes salpicando y calles estrechas con arcos. La dorada y pródiga ciudad de flores y piedra pulida por los años. A veces, en su semiinconsciencia estaba otra vez en París, o entre escombros de guerra alemanes, o esquiando en Suiza y en un hotel en la nieve. Algunas veces también era un barbero de Georgia en una madrugada de caza. Era Roma esta mañana, en la región sin tiempo de los sueños.
Un paseo por el bosque – Reynol Pérez
En los recuerdos más tempranos de mi infancia en Portland siempre está presente la lluvia. Mi primer camarada, el paraguas, como un hongo gris encima de mi cabeza. Nuestra casa era muy semejante a las del vecindario pero allí la vida transcurría de otra manera. El único espacio para la convivencia era la hora de la comida y el resto del tiempo cada miembro de la familia se entregaba a sus actividades. Mi madre se instalaba en la mesa de la cocina para revisar las tareas de sus alumnos de la preparatoria y después iba a sentarse en su sillón favorito de la sala de estar a leer novelas y libros de poemas. Salvo casos urgentes, estaba estrictamente prohibido interrumpir su ritual.
sábado, 6 de agosto de 2022
Gato bajo la lluvia – Ernest Hemingway
En el hotel sólo había dos americanos. No conocían a ninguna de las personas con las que se cruzaban en la escalera cuando iban y venían de su habitación. La habitación estaba en la segunda planta, con vistas al mar. También daba al jardín público y al monumento de los caídos. En el jardín público había grandes palmeras y unos bancos verdes. Cuando hacía buen tiempo siempre había un artista con su caballete.
viernes, 1 de julio de 2022
Dentro de mil años - Hans Christian Andersen
Cada cosa en su sitio - Hans Christian Andersen
Detrás del bosque, a orillas de un gran lago, se levantaba un viejo palacio, rodeado por un profundo foso en el que crecían cañaverales, juncales y carrizos. Junto al puente, en la puerta principal, habla un viejo sauce, cuyas ramas se inclinaban sobre las cañas.
La bofetada de Carlota Corday - Alejandro Dumas
—Yo soy —dijo— el hijo del famoso Comus, físico del Rey y de la Reina; mi padre, al que su apodo burlesco ha hecho clasificar entre los prestidigitadores y los charlatanes, era un distinguido sabio de la escuela de Volta, de Galvani y de Mesmer. El primero que se ocupó en Francia de fantasmagoría y de electricidad, dando clases de matemáticas y de física en la corte.